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¿Farmineitor o una ayuda para el día a día?

Cada año resulta menos ajeno a nuestro trabajo diario todo lo relacionado con la tecnología. Potentes herramientas informáticas apoyan la recogida e interpretación de datos, algo fundamental en la toma de decisiones. Cada vez más, estas decisiones se basan en ese big data recopilado durante años —cuantos más, mejor—, que nos permite observar evoluciones y rutinas. En este sentido, va asomando la inteligencia artificial, una herramienta que culmina con la predicción, lo que nos permite adelantarnos a situaciones indeseables en nuestras explotaciones.

El mundo de la robotización ya nos es familiar en otros sectores, y ahora también lo es cada día más en el nuestro. Los robots tienen un peso creciente en las tareas diarias de la granja: el ordeño, la alimentación, las nodrizas, la automatización ambiental, los trabajos agrícolas… ayudan en un sector con una importante escasez de mano de obra. Los equipos robotizados realizan las tareas a diario y siempre del mismo modo; si no nos gusta, podemos hacer algún ajuste, y lo único que nos recuerda que están ahí es su mantenimiento.

Los datos del control lechero, los datos sanitarios a nivel de rebaño en amplias zonas geográficas, los datos de programas de uso común como los de gestión reproductiva o alimentación, análisis de silos y suelos… todo son datos. Vistos desde lejos, son solo números, índices y parámetros sin más, casi como si no sirvieran de nada; pero si los miramos de cerca, podemos darles significado y relacionarlos entre sí. Podemos explicar bajadas en la producción de leche según la época del año o la inercia de los partos de los animales; podemos anticiparnos con un manejo sencillo a épocas en las que sabemos que habrá más casos de enfermedades… Seguro que se te ocurren muchos más ejemplos, ¿verdad?

Para quien está al frente de una explotación, todos los datos que pueda recoger e interpretar son la base para tomar decisiones: decisiones complejas como la posibilidad de afrontar una inversión futura, o más simples como hacer un cambio en la ración y poder analizar parámetros objetivos para evaluarlo.

Para el trabajador o trabajadora de una explotación, los datos ayudan a dar sentido a sus tareas. Cada vez más, contamos con personas ajenas a nuestro sector trabajando como operarios de granja. Poder definir una tarea dentro de la granja y evaluar con datos su resultado y rendimiento puede ayudar al operario a entender por qué tiene que hacerla de una manera determinada, incluso puede motivarlo a mejorar esos datos.

Para el asesor que debe apoyar la gestión de la explotación, los datos son fundamentales, ya que representan la única manera de medir y fijar objetivos.

Los datos bien recogidos, ordenados y analizados son la base de los modelos de predicción. Estos modelos ayudan, por ejemplo, a evitar situaciones en la granja que podrían suponer un daño para los animales o una pérdida de rentabilidad económica en algún proceso.

Si a esta predicción le sumamos la necesidad de dar una solución, podemos empezar a hablar de algoritmos. Un algoritmo se define, más o menos, como un conjunto de pasos concretos y bien definidos que conducen a la solución de un problema. Si el problema es crear una máquina que trabaje como nosotros, diseñaremos una serie de algoritmos que repitan con exactitud, por ejemplo, las tareas que realizamos los humanos en una granja. Haciendo un inciso, yo digo que los algoritmos son como las neuronas de la materia gris del cerebro para una máquina.

Llegados a este punto, con máquinas que imitan nuestra forma de trabajar, podemos ir un paso más allá y hacer que esa máquina cambie la forma de hacer algo si detecta que hay una manera más eficiente: aquí estamos hablando de una parte de lo que es la inteligencia artificial. Tras realizar una tarea muchísimas veces, recoger datos de cada proceso que implica dicha tarea, analizarlos y quizá compararlos, la máquina inteligente nos dice: “es mejor hacerlo así…”.

Sensores, arduinos, bots, AMS, machine learning… Palabras como estas hacen parecer de la prehistoria a las clásicas de hardware o software. Tal vez la película Terminator ya no parezca tan lejana… ¿Tendremos que buscar en el futuro a un John Connor?

Bromas aparte, toda esta ayuda nos permite tener cada vez un mayor control en las granjas, fijar objetivos y medir de forma más real, lo que nos permite compararnos para saber cómo vamos en relación con el resto del mundo. Todas estas herramientas nos hacen más rentables como empresas agrarias y más competitivos y/o eficientes dentro del sector.

Podemos conseguir que el trabajo diario sea más cómodo, que se necesite menos tiempo para hacer lo mismo y que nuestros animales vivan mucho mejor.
No sabemos muchas de las cosas que vendrán en los próximos años, pero lo que sí está claro es que los procesos robotizados colonizarán muchas de las tareas de nuestro día a día.

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Sara Gracia

Cooperativa Xallas